Aunque por el tono bronco no
lo parezca esta es una carta dirigida a los periodistas que todavía aman esta
profesión.
Cuando uno se afana en su
labor, callada y dura muchas veces, de buscar una perla en la saturación de
mensajes que nos inundan, lo menos que pide si la encuentra es gratitud, no
desprecio. Y eso es lo que practican día tras día los periodistas parásitos (se
desprecian a si mismos y desprecian a nuestro querido oficio) cuando dan como
propia la noticia levantada por un humilde redactor. Ya sabemos que las
noticias son volátiles y se las lleva el viento, pero el encanto de esta
profesión es aportar algo que los demás desconocen.
¡Fuera los parásitos! Que
por el bien de todos regresen las noticias inéditas y gratificantes, aunque procedan
del más humilde bloguero del mundo. Lástima que García Márquez ya no pueda seguirnos, pero seguro que se rasgaría las vestiduras ante esos medios
gigantescos que ahora menudean, apadrinados por grupos editoriales en quiebra.
No se confundan: la noticia
no ha muerto, los malos editores, hoy moribundos, no lo comprenden. Y por eso
dan pábulo a sus redactores más insanos, eso que tanto se multiplican también en las
agencias oficiales y pelotas del poder. Seguiremos dando guerra hasta que nos clonen. La próxima exclusiva
está al caer. Lo presiento.
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