Antes de mencionar a la maldita Hamas, haz un
ejercicio de humildad, Isaac Querub, y recita conmigo los 400 nombres de los niños
palestinos asesinados, en casa o en la escuela, sin derramar una lágrima.
Después si quieres discutimos como poner muros de excusas –más pétreos que el Muro de las Lamentaciones de Jerusalén- a vuestro execrable comportamiento.
Podrás publicar miles de artículos en los diarios más influyentes del mundo o
en esa gacetilla de Cebrián, antes periódico, pero eso no te salvará de tus
pecados. Yavé nunca mataría inocentes. Y lo sabes, pero callas. Podrás
pertenecer al lobby o a la red de inteligencia más poderosa del planeta pero eso
no te da autoridad para justificar más de 400 niños asesinados.
Escrito esto –y
no antes por pura humanidad- empiezo a leer tu opúsculo. El titular no puede
ser más desafortunado y es una trampa en la que tú sólo te has dejado caer.
Hablas de la verdad como si fueras quien la crea. Perdona, Isaac, pero debería
avergonzarte de llevar un nombre que significa que “hará reír”.
Corrígeme si estoy errado. O más bien a
la wikipedia. Te permites mezclar en línea y media a intelectuales o políticos de izquierda y de
derecha y gente poco informada. Como periodista me siento de izquierdas y por supuesto
parte de la gente poco informada. No vaya a ser que se abran los ojos de
espanto cuando me expliques como justificas el asesinato de –cada hora aumentan-
más de 400 inocentes y también de muchos adultos ajenos a la maldita Hamas.
Lamentablemente en este artículo (el lector que desee puede buscarlo en las páginas de opinión del diario de Juan Luis Cebrián, aquí no lo citamos por respeto a los que reniegan de AEDE) que crees
sabiamente razonado, argumentado y construido te enredas de vuelta al pasado con
Hitler, genocidio y judíos. ¿A quién
pretendes engañar –lee bien Isaac Querub, escribo engañar, no convencer- si
hasta en España el ser más simple se horroriza ante la matanza que habéis
perpetrado. Yavé, tu Dios, te repudia, y lo sabes. Y más cuando empiezas
denunciando el asesinato de tres
adolescentes judíos israelíes y
silencias los más de 400
niños asesinados.
¿De verdad, duermes tranquilo? Me dirás que sí. Y te creo: el
fanatismo es tu colchón y tu almohada.
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