Más le valdría recordar lo siguiente para escarmentar en cabeza ajena (la del fatuo Zapatero):
En nuestra querida España :
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Varios ciudadanos se han inmolado a lo bonzo por
no encontrar trabajo. Los inmolados eran inmigrantes.
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De los 1.500 trabajadores de la antigua filial
de Telefónica, Sintel, siete murieron de infarto y otros siete se suicidaron.
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España registró niveles elevadísimos de paro a
comienzos de los años 90, aunque no hay datos de las consecuencias mortales
porque no se hicieron estudios o están bajo siete llaves.
España, robos, incendios, amenazas, linchamientos, muerte de indigentes…
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En España la crisis ha propiciado un nuevo tipo
de robos atribuidos a quienes tienen problemas para poder comer. Se han
denominado “hurtos famélicos”.
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El pirómano que en la década de los 90 incendió
en Madrid varias oficinas del INEM reconoció sufrir una ‘crisis de ansiedad’.
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Un desempleado roció con gasolina a un
funcionario del antiguo INEM.
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Un despedido remitió a su empresa un paquete
fingiendo que era una bomba. Lo acompañaba de una falsa carta de ETA en la que
advertía a la dirección que debía readmitir de inmediato a cinco trabajadores
que acababan de ser despedidos.
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Miguel Berlanga, el hombre que fue linchado a
pedradas y golpes tras intentar robar en un local de juegos recreativos de
Málaga, llevaba en paro dos meses.
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La página web de la Red de entidades que trabajan
con personas sin hogar tiene un contador que alerta de cuántos indigentes han
fallecido en el Estado. En la última consulta al cierre de esta edición marcaba 27.
Y un dato para la reflexión:
Más de 18.000 inmigrantes murieron tratando de llegar
a España en cayucos y pateras
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