Este mini-Villarejo llamado
José Rodríguez Menéndez ha tenido sus minutos de gloria en un periódico que hasta
ahora consideraba respetable, La Vanguardia. El rotativo catalán le concede a
este inefable personaje un nauseabundo reportaje para promocionar un libro ídem.
Las memorias incendiarias de Rodríguez Menéndez son papel mojado- todo sabido y
archisabido- y encima son escritas por un negro-periodista que confiesa el
precariado en que vive esta profesión. Rodríguez Menéndez no le pagó por su
labor de amanuense, algo que tampoco sorprende.
Nuestro mini-Villarejo, al
igual que el policía encarcelado que hace temblar vigas maestras del Estado
(según El País), también tenía comiendo en la mano a sagaces periodistas ávidos
de las exclusivas que pregonaba entonces: el Nani, la dulce Neus… Rodríguez
Menéndez llegó a ser editor del YA, el diario de la Iglesia, y nunca pagaba
puntualmente a los plumillas en nómina.
En el verano de 2014 el oscuro letrado se ofrecía como asesor de paraísos fiscales. Años antes menudeaba
en locales donde se orquestaban cambios de pareja. Un personaje más propio de
un panfleto que de La Vanguardia, que le ha concedido un despliegue inusitado.
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